lunes, 31 de diciembre de 2012

Amar no es violentar



Los tres tipos de violencia contra la mujer, comúnmente están presentes desde la etapa del noviazgo, muchas veces no es reconocida o no es aceptada por las víctimas de las agresiones, por diferentes circunstancias.
Las adolescentes piensan que es normal tener peleas, pero el problema radica cuando estas peleas se pasan a insultos y agresiones. Las victimas no suelen denunciar a los violentadores por razones emocionales y sentimentales que llevan a que estos abusos se sigan permitiendo.
 Por esta razón  la Declaración de Naciones Unidas (1993), violencia contra las mujeres es: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.29La violencia contra las mujeres constituye una violación de los derechos humanos y es causa importante de muerte de mujeres.
 La violencia contra las mujeres por parte de sus parejas, convivientes, esposos, novios, enamorados, incluso después de la separación, es una de las situaciones más frecuentes de violencia doméstica. Provoca en las mujeres que la padecen un gran sufrimiento y deja huellas en su salud física, emocional y men-30tal.
 En el campo de la educación provoca trastornos de conducta y dificultades en el aprendizaje en las niñas, niños y adolescentes, aunque ellas/os no padezcan violencia física directa. Las niñas y niños que aprenden modelos de relación violentos tienden a reproducirlos en sus futuras relaciones perpetuando la violencia.
(Sánchez, 2010)Debemos aprender a amar sobre la base del respeto y la equidad de género. Reflexiona si tu enamorado/a o novio/a:
1 Ha expresado celos de amigas/os, compañeras/os de trabajo o familiares.
2 Te pone trampas para ver si engañas o mientes en la relación.
3 Te ha armado una escena o escándalo.
4 Amenaza con dejarte.
5 Amenaza con suicidarse.
6 Te ha hecho sentir miedo de sus reacciones.
7 Te ha agredido físicamente: empujado, cacheteado, rasguñado o golpeado.
8 Ha revisado tus pertenencias: correo, bolsos, billetera.
9 Te ha tocado, besado o acariciado sin tu consentimiento.
10 Te ha presionado para tener relaciones sexuales.
11 Hace que tengas sentimientos de lástima por él/ella
12 Critica tu forma de vestir.
13 Se burla de tu peso.
14 Te prohíbe o no le gusta que te maquilles.
15 Se enoja si no le avisas que sales, si sales sin él o cuando no sabes a dónde vas.
16 Te compara con otras chicas.
17 Pretende anular tus decisiones.
18 Se molesta si te llama/sales con un amigo.
19 Te dice cosas que sabe que te hieren.
20 Te controla las llamadas, mensajes del celular, el correo electrónico o los sms.
21 Controla tu dinero.
22 Se burla de ti delante de tus/sus amigas o amigos.
23 Te acusa de coquetear cuando te ve con otros chicos.
24 Te asusta decirle que no estás de acuerdo con él.
25 Sientes que hagas lo que hagas nunca es suficiente para él.

Violencia en la etapa del noviazgo



Andrea Pucará de 23 años,  ha sido víctima de violencia y maltratos por parte de su novio durante 3 años, quiere participar en esta entrevista para dar a conocer su historia a mujeres que pueden vivir  lo mismo.
¿De qué tipo de violencia has sido víctima?
En  toda mi relación siempre estuve sometida a los tres tipos de violencia, la física, psicológica y patrimonial.
¿Cómo inició la violencia en tu relación?
Al principio cada vez que peleábamos solo me gritaba o me insultaba porque se llenaba de iras y yo lo entendía porque a mí me pasaba lo mismo. Siempre cogía la primera cosa que tenía cerca y la apretaba como descargándose. Cuando peleábamos en el carro frenaba tan fuerte que yo salía disparada contra el vidrio y me decía, ves para que no te pones cinturón. Con el tiempo ya no solo me gritaba y me insultaba, ahora me empujaba y nos empezábamos a pegar, porque yo no me quería dejar pero era peor.
¿Qué te impedía dejarlo?
El tiempo. Los 4 años de relación me hicieron aferrarme a él, no conocía un mundo sin él, estudiamos en el mismo colegio, estábamos en la misma universidad, compartíamos el mismo círculo de amigos. Para mí era imposible dejarlo porque lo amaba más que a mí propia vida, llevábamos tanto tiempo juntos que yo pensaba que lo que pasaba era mi culpa. Yo le hacía tener iras, y siempre me echaba la culpa hasta llegar el punto de pensar todo lo que le iba a decir antes de hablar para no cometer el error de decirle algo que lo pudiera hacer enojar.
¿Te diste cuenta que estabas siendo víctima de violencia?
Antes yo no quería aceptar que yo estaba siendo violentada, decía somos novios,  esto pasa en todas las relaciones, ya me va a pedir perdón y esto no va a volver a pasar, pero no era así, cada vez era con más frecuencia. Me controlaba la ropa con la que me vestía, si pasaba un chico me reclamaba que lo estaba viendo, si alguien me silbaba me decía que era por vestirme como zorra y todo eso me hacía daño psicológicamente, ya no quería salir a la calle, me sentía fea es decir me quedé sin autoestima.
¿Buscaste ayuda?
Cuando entendí que lo que estaba viviendo era violencia decidí asistir a unas charlas de protección a la mujer y descubrí que todo lo que estaba viviendo era mucho más grave de lo que yo pensaba. Le conté a mis papas todo,  me llevaron a un psicólogo ya que necesitaba ayuda para poder separarme de él. Fuimos a la comisaría a sacar una boleta de auxilio porque él me seguía, si me veía con alguien le pegaba y después de seis meses de tratamiento logre recuperar mi autoestima y alejarme definitivamente de él.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Esto tiene que cambiar

La violencia contra la mujer es cada vez más común en el Ecuador según una encuesta revelada en el diario El Universo. El 60,6% de las mujeres aceptó ser víctima de la violencia de género. La agresión psicológica es la más frecuente (53,9%), seguida de la física, con 38,1%; la patrimonial, nueva categoría en el estudio (que se refiere al abuso de los recursos materiales y económicos a los que tienen derecho la mujer), 35,3%; y de la sexual, con el 25,7% de las consultadas. Esta es una realidad que muchas mujeres viven a diario de la cual las personas no son consientes, o lo toman sin importancia y lo cierto es que cada año las cifras suben más, por esta razón en el 2010 el gobierno ecuatoriano inició las campañas contra el machismo llamadas “reacciona Ecuador el machismo es violencia”. Las campañas tuvieron muy buena acogida en las personas. Representaban a los hombres machistas como ignorantes, cavernícolas, este tipo de proyectos son los que deberían incrementarse en el país. Esto ayudaría a concientizar a las mujeres de los abusos de los cuales son víctimas y que hacer para cambiar esta dura realidad a la que se encuentran sometidas un gran número de adolescentes, madres, esposas y convivientes. En la encuesta del INEC a nivel de relaciones de pareja, el 87,3% ha experimentado la violencia física por parte del exconviviente o del compañero sentimental. Las víctimas ponen hasta excusas para justificar estos maltratos extremos y recibir atención médica en centros y subcentros de salud. Mas los hematomas (moretones), heridas o hinchazones las delatan. La violencia de género sobrepasa el 50% en todos los niveles de instrucción de las entrevistadas del INEC, en donde el 52,8% de mujeres con posgrados han sufrido algún tipo de abuso.

sábado, 22 de diciembre de 2012


“Llegué al punto de golpearla tanto que le hice perder a nuestro hijo”
Carlos (nombre protegido), divorciado de 38 años, en su matrimonio maltrataba a su mujer, estuvo tres años preso y asistió a terapias del control de la ira. Accedió a esta entrevista con el fin de que su historia no se vulva a repetir.
¿Cuándo empezaste a sentir los impulsos de pegarle a tu ex mujer?
A los tres años del matrimonio.  Ya no todo era lindo las cosas habían cambiado y ya no me tenía la merienda lista, en ocasiones ni planchaba la ropa, la casa estaba desordenada. Fue ahí cuando me empezó a colmar la paciencia. La amaba pero no toleraba estas cosas y ya empecé a tener  las ganas de desquitarme con ella a golpes.
¿Qué sentías para llegar al punto de golpearla?
Llegaba a enojarme tanto que en un punto no lo controlaba y me llenaba de ira. Al principio me contenía, solo salía a fumar, respiraba y ya entraba tranquilo, pero después ya se me iba de las manos, estaba tan estresado con el trabajo, que ella me respondía y me enfurecía.
¿Cómo la golpeabas?
La verdad me apena mucho hablar de esto porque yo era un imbécil. Le pegaba con mis puños en la cara, la pateaba, la empujaba y no me bastaba eso, constantemente la insultaba, le rompía las cosas. Llegué al punto de golpearla tanto que le hice perder a nuestro hijo, aun sin saber de su existencia. Después nos enteramos que tenía dos meses de embarazo. La marqué tanto que ahora ella no va a poder tener hijos nunca más.
¿Qué sentías después de pegarle?
Después de golpearla, me iba a tomar con amigos. Yo no quería escuchar sus llantos. Regresaba a la madrugada borracho y me arrepentía, pero en ese momento no lo podía controlar por más que quisiera. Le pedía perdón y le prometía que no lo volvería  a hacer, pero eso nunca fue cierto.
¿Cuándo acabó su relación?
Con la perdida de nuestro hijo y los daños permanentes que le causé en sus ovarios, ella decidió dejarme. Me siguió juicio de intento de asesinato y  violencia física. El juez falló a su favor y estuve preso tres años, que me sirvieron mucho para recapacitar lo machista que fui, ahora solo espero que ella esté bien y que algún día me pueda perdonar todo el daño que le causé.
¿Qué les dirías a las personas para que este caso no se repita?
 Que la educación inicia desde la casa y el machismo se debe eliminar desde ahí, que piensen dos  y mil veces antes de levantarle la mano a una mujer  porque una vez que lo haces ya no tienes limitaciones.  

miércoles, 12 de diciembre de 2012


Violencia patrimonial

La violencia patrimonial es cualquier acción u omisión que implique perjuicio, pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos o recursos económicos, destinados a satisfacer necesidades que conlleven un riesgo de daño inminente en la salud física o psíquica o la vida de algún miembro del grupo familiar. Queda comprendido dentro del alcance de violencia contra la mujer el incumplimiento de los deberes de asistencia alimentaria.

O sea, la violencia patrimonial es aquella que está dirigida contra nuestros bienes y pertenencias, por ejemplo: que nos destruyan nuestra ropa, que escondan nuestra correspondencia o documentos personales, que nos quiten el salario, que nos vendan o destruyan los enseres domésticos, en fin, que dispongan de nuestros bienes sin nuestro consentimiento.

Muchas mujeres no reclaman justicia cuando son afectadas por la violencia patrimonial. Eso ocurre por diferentes causas:

-Porque creen que dañar los bienes de una o retener bienes que son necesarios para la sobrevivencia de la mujer y su prole no es violencia.

- Porque creen que no se puede hacer nada, ya que no hay leyes claras para protegernos de esta clase de violencia y cuando estas leyes existen -como en el caso de la Ley de Alimentos, los mecanismos para la su aplicación no benefician a las mujeres.

- Porque enseñaron a pensar que las mujeres realmente buenas no deben exigir dinero o bienes sino que ser siempre abnegadas y desinteresadas y nos da pena reclamar.

A pesar de todo esto, es importante que darse cuenta que la violencia patrimonial es una forma de violencia. Aunque no haya golpes ni gritos de por medio, es algo que lastima y perjudica nuestras vidas y también causa daños que muchas veces suelen ser irreversibles. Entonces, tenemos derecho a protegernos.

Los casos de violencia patrimonial pueden ser muy diferentes entre sí y no hay una única ley que pueda aplicarse. Si estás siendo afectada por esta clase de violencia, existen centros de mujeres y organizaciones de ayuda en cada localidad, allí recibirán distintos tipos de ayuda para sobrellevar este tipo de conflictos. En el movimiento de mujeres también te pueden dar apoyo y acompañamiento.
Este tipo de violencia no es muy reconocida por las personas ya que a simple vista no conlleva a agresión y no lo toman como violencia, pero por el contrario esto causa daños sentimentales en las mujeres víctimas de estos abusos.

Los agresores

Muchos de los agresores de los tres tipos de violencia en contra de la mujer, se delatan así mismos mediante ciertas conductas belicosas, a continuación una breve explicación de sus actitudes.

 El acto o la conducta agresiva, destructiva y violenta afecta tanto (no de igual manera, sino también) a quien la recibe como a quien la realiza. Sólo personas que sufren un trastorno mental grave, de disociación de la personalidad, pueden realizar un acto criminal sin padecer sentimientos de culpabilidad conscientes ni inconscientes, pues su conciencia moral se halla desconectada de su personalidad.

La agresividad se transforma en violencia, fundamentalmente por el miedo: miedo a no ser reconocido, a no ser amado, a no tener suficiente, a perder poder, no tener el control de la situación, sentirse inferior, entre otras causas. El sujeto violento se siente amenazado y no puede controlar sus impulsos. Se siente débil ante los demás y necesita demostrar y demostrarse así mismo que no es así. Esta situación es especialmente clara en la violencia contra las mujeres. En cuanto a la víctima, ésta vive en un estado de terror crónico, que paradójicamente le hace caer en una situación de sumisión y empatía con el victimario. Además, suele tener un sentimiento de auto culpabilidad que le hace revertir el discurso, diciéndose: "me lo busqué yo". Sin embargo, es preciso distinguir entre "víctima" y persona "objeto de violencia”.

 La "víctima" asume la violencia ejercida contra ella, cree que no puede hacer nada más que aceptarla, o incluso que se la merece, masoquismo. Por el contrario, la persona "objeto de violencia" no la asume, no la acepta, puede discriminar la realidad, y por lo tanto, salir menos dañada psicológicamente del acontecimiento o situación traumática.

La violencia contra las mujeres la ejerce cualquier persona, hombre o mujer, que aprovecha una situación en la que tiene ventaja o poder sobre una mujer para abusar de ella o provocarle algún daño.
Su actual cónyuge o pareja, inclusive en el noviazgo quien haya terminado una relación.
L    la familia: Padres, hermanos, hermanas u otros familiares
     personas conocidas: amistades, personas del lugar de trabajo o escuela.    
     Personas desconocidas: servidores públicos, entre otros.

Las victimas pueden ser niñas, adolescentes y mujeres de cualquier edad, cualquier nivel social, económico, educativo, laboral o cualquier origen étnico o racial, todas las mujeres están expuestas a cualquier tipo de violencia, por esta razón es mejor prevenir. 


viernes, 7 de diciembre de 2012

Solo 4 de cada 10 mujeres dicen no haber sufrido algún maltrato


Esta es una investigación realizada por Cecilia Zúñiga Delgado, Xavier Ramos Pereira y Wilson Pinto, en el diario El Universo.
Apuñaladas, martilladas y macheteadas... Degolladas y descuartizadas. Así han sido encontradas decenas de mujeres asesinadas en el país por sus parejas, exconvivientes y otros familiares.
Unas han tenido en sus carteras las boletas de auxilio en contra de sus agresores de sexo opuesto por violencia intrafamiliar. A otras les quitaron la vida tras denunciar en la justicia los maltratos físicos, psicológicos y sexuales; y las intimidaciones a las que eran sometidas por sus compañeros sentimentales.

Son las historias extremas que mataron a más de 20 mujeres entre el 2010 y el 2011. Ocurrieron en barrios y zonas residenciales. Son también hechos por los cuales muchas mujeres no denuncian la violencia intrafamiliar, cuyo número va en aumento, pese a que desde 1995 el país tiene una Ley Contra la Violencia a la Mujer y la Familia. Una legislación que recién pudo ejecutarse y aplicarse con su reglamento, que se publicó nueve años después, en el 2004.

Con 17 años de vigencia de la ley (conocida como la 103), seis de cada diez mujeres en el país han vivido algún tipo de violencia física, psicológica, sexual o patrimonial, según la encuesta hecha a finales del 2011 a 18.800 mujeres de 15 años en adelante, por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Según esta encuesta, el 60,6% de las mujeres aceptó ser víctima de la violencia de género. La agresión psicológica es la más frecuente (53,9%), seguida de la física, con 38,1%; la patrimonial, nueva categoría en el estudio (que se refiere al abuso de los recursos materiales y económicos a los que tienen derecho la mujer), 35,3%; y de la sexual, con el 25,7% de las consultadas.

Un diagnóstico que tiene antecedentes. En el 2004, el Centro de Estudios de Población y Desarrollo Social (Cepar) realizó la última Encuesta demográfica y de salud materna e infantil (Endemain). Ahí se preguntó a nivel nacional sobre violencia a 9.576 mujeres de 15 a 49 años, casadas y comprometidas.

En ese entonces, el 9,6% de las entrevistadas reportó algún tipo de violencia sexual; 41% de las mujeres, agresión psicológica en sus relaciones de pareja; y el 31% de las comprometidas denunció maltrato físico.

Las cifras actuales están sub-estimadas, dice Byron Villacís, director nacional del INEC, pues señala que muchas mujeres no reconocen la violencia.

Una medición que llega cuatro años después de que se declarara como política de Estado la erradicación de la violencia de género en todo el país.

El callar o no denunciar estos maltratos se debe a razones como el temor a represalias, la baja autoestima y la dependencia, la desconfianza en la justicia y la educación o patrones culturales que recibieron las víctimas y agresores en sus hogares, coinciden los abogados y psicólogos de las organizaciones que trabajan en la lucha contra esta problemática social.


El Universo(2012).[en línea]. Disponible en :http://www.eluniverso.com/2012/03/25/1/1422/solo-4-cada-10-mujeres-dicen-haber-sufrido-algun-maltrato.html [2012, 7 diciembre].

Estadísticas de las agresiones más comunes

Las agresiones más comunes las cometen los convivientes o exparejas de las mujeres. Incluso, el 90% de las afectadas por algún tipo de violencia no se ha separado de su pareja, revela la encuesta. Y algunas hasta la justifican, como Lisbeth Góngora, de 48 años, quien acompañó el pasado martes a una amiga a una Comisaría de la Mujer para exigir la pensión de alimentos.

“Es que yo busco que me pegue. Cuando llega tarde a casa o le encuentro mensajes amorosos de esas vagas (otras mujeres) en el celular, le reclamo y lo empiezo a provocar. Le digo que se vaya con esa zorra... Y entonces él se pone a la defensiva, y yo sigo y sigo hasta que me mete mi puñete”, dice. Ella, al igual que el 52,5% de mujeres violentadas, considera que, pese a todo, con “golpes e insultos”, el matrimonio no debe disolverse.

Otras, en cambio, no abandonan a su pareja por temor. “Prefiero seguir aguantando insultos y uno que otro golpe. Pero yo, ¡qué voy a denunciar a ese hombre!, ¿para que me mate? Si hasta por $ 20 matan. No... Pienso en mis hijos”, dice María Nazareno, de 37 años, habitante de Monte Sinaí, un populoso sector del noroeste de Guayaquil, quien procreó tres hijos.

Su opinión la comparten decenas de mujeres intimidadas o amenazadas por sus parejas o exconvivientes para que no los denuncien en los entes de justicia, como en las comisarías.

Por ejemplo, en los barrios de la isla Trinitaria, en el sur de Guayaquil, la muerte de Juliana Cevallos, el pasado 11 de octubre, a manos de su esposo, atemorizó a quienes defendían derechos como los de la mujer, cuentan sus amigas. “Ella jamás dijo que tenía problemas con su esposo. Después de que él la mató nos enteramos de que era maltratada psicológicamente”, indica María Góngora, de la Asociación Mujeres Afro Unidas Triunfaremos, de la coop. Antonio Neumane.

La agresión psicológica es la más frecuente a escala nacional en la encuesta del INEC (53,9%). Y es la que menos se denuncia en la vida real, y la que escasas sanciones tiene, expresan quienes tratan estos casos.

“Si no hay evidencia física demostrada (o sea un morado por golpe), no le dan prisión al agresor. La violencia psicológica no tiene el mismo peso que la física, con rastro visible”, señala Luisa Macías, abogada que asesora a quienes acuden al Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), ente que recibió a 100 víctimas más en el 2011, a diferencia del 2010.

A la violencia psicológica en la relación de pareja, que está en segundo lugar, con el 76,3%, no se la acepta aún como tal. Así se evidenció en un recorrido que este Diario realizó por las cuatro comisarías de la Mujer y de la Familia de esta ciudad y por fundaciones que trabajan con víctimas maltratadas.

“Ella no necesita tanto de terapias psicológicas... Si el esposo no le ha pegado, no la ha maltratado aún. Solo le dice que no sirve para nada...”, repetía insistentemente un familiar de una joven que acudió a la Fundación María Guare porque la comisaria la envió a esta entidad para que la evalúen como parte del proceso legal tras la denuncia.

En la encuesta del INEC a nivel de relaciones de pareja, el 87,3% ha experimentado la violencia física por parte del exconviviente o del compañero sentimental. Las víctimas ponen hasta excusas para justificar estos maltratos extremos y recibir atención médica en centros y subcentros de salud. Mas los hematomas (moretones), heridas o hinchazones las delatan.

“Me golpeé con la puerta”, decía una joven de 27 años, quien cubría con un pañuelo la hinchazón del lado derecho de su rostro cuando fue a la maternidad del Guasmo. Pero desistió de atenderse cuando una vecina que la acompañaba le decía: “Los doctores se darán cuenta de que él te pegó”.

En las comisarías, muchas no cuentan todos los abusos o la realidad de sus hogares. La mayoría acude a denunciar cuando los golpes fueron mayores, cuando están amenazadas o cuando se sienten heridas por el abandono de hogar de la pareja por otra relación, coinciden autoridades, abogados y psicólogos como Sandra Torres, quien atiende casos de violencia en la Fundación María Guare.

A las comisarías también llegan las víctimas que fueron agredidas en la vía pública. Muchas van casi “obligadas” por las autoridades que las atendieron en el momento del delito flagrante. Así sucedió el pasado martes. Cerca de las 13:30, un patrullero de la Policía llegó a la Comisaría Tercera de la Mujer y la Familia, en Pascuales, con un detenido y una mujer con vendas en la parte izquierda del ojo y con huellas de sangre.

Tras presentarse ante la comisaria empezaron los gritos e insultos. “¡Mira cómo me has dejado!”, decía la mujer que no pasaba de 35 años... “A ella le gusta que le peguen, está acostumbrada a eso... Los otros maridos que ha tenido le hacían lo mismo...”, replicaba el hombre enojado, al tiempo que la comisaria ordenaba la detención inmediata y remitía el caso a la Fiscalía de Daule, pues el hecho (agresión) se produjo en esa jurisdicción.

En tanto, la víctima mostraba preocupación por saber adónde iba a ir su agresor, pues acotó que eran familia y que no quería más problemas.

El subteniente Luis Ruiz, quien llevó a la víctima –que necesitaba sutura por un costado del ojo izquierdo– a la comisaría, comenta que de los auxilios que reporta la comunidad a la UPC de Daule, en la que trabaja, el 90% son por violencia intrafamiliar, sobre todo en los sectores considerados residenciales, como La Joya y Villa Club.

Los maltratos físicos y psicológicos provocan que incluso las mujeres abandonen el hogar, como el 27,1% de la encuesta. La razón: buscar seguridad, como le sucedió a Alexandra, de 35 años, el pasado lunes. Ella dejó ese día su vivienda y a dos de sus tres hijos porque su conviviente la amenazó en la mañana con matarla, después de regresar de conversar con su “amante”. No era la primera vez. En el 2010 lo denunció por primera vez y estuvo detenido dos días.

Luego su conviviente le pidió perdón y le juró que no lo iba a hacer más. “Pero fue mentira. El fin de semana me puso un cuchillo que estaba oxidado en la barriga. Yo luché con él y pedí ayuda a mis hijos. Han sido 14 años de maltratos”, relata Alexandra, mientras espera que le emitan otra boleta de auxilio en la Comisaría de Pascuales.

En las comisarías, muchas mujeres desisten de demandar.

En las estadísticas sobre casos de violencia intrafamiliar de la Dirección Nacional de Género se registran 63.837 denuncias por abusos tramitadas por mujeres y 9.011 de hombres en el 2009; mientras que en el 2010 hay 68.603 causas de mujeres y 10.487 de hombres; y en el 2011 la cifra bajó a 57.725 casos de mujeres y 9.508 de hombres. De estas cifras totales, 13.109 agresores fueron a prisión y 9.847 pagaron multas.

La violencia de género sobrepasa el 50% en todos los niveles de instrucción de las entrevistadas del INEC, en donde el 52,8% de mujeres con posgrados han sufrido algún tipo de abuso.

Solo en enero de este año, la Fiscalía del Estado reporta 157 casos de delitos por lesiones por violencia intrafamiliar. El último que engrosará las cifras de los asesinatos fue el ocurrido la noche del viernes en Bastión Popular, cuando Mónica León, de 34 años, descansaba en su hogar. Su esposo la acuchilló varias veces en el pecho, sin motivo aparente. La hija de ambos, de 16 años, presenció el suceso.