sábado, 22 de diciembre de 2012


“Llegué al punto de golpearla tanto que le hice perder a nuestro hijo”
Carlos (nombre protegido), divorciado de 38 años, en su matrimonio maltrataba a su mujer, estuvo tres años preso y asistió a terapias del control de la ira. Accedió a esta entrevista con el fin de que su historia no se vulva a repetir.
¿Cuándo empezaste a sentir los impulsos de pegarle a tu ex mujer?
A los tres años del matrimonio.  Ya no todo era lindo las cosas habían cambiado y ya no me tenía la merienda lista, en ocasiones ni planchaba la ropa, la casa estaba desordenada. Fue ahí cuando me empezó a colmar la paciencia. La amaba pero no toleraba estas cosas y ya empecé a tener  las ganas de desquitarme con ella a golpes.
¿Qué sentías para llegar al punto de golpearla?
Llegaba a enojarme tanto que en un punto no lo controlaba y me llenaba de ira. Al principio me contenía, solo salía a fumar, respiraba y ya entraba tranquilo, pero después ya se me iba de las manos, estaba tan estresado con el trabajo, que ella me respondía y me enfurecía.
¿Cómo la golpeabas?
La verdad me apena mucho hablar de esto porque yo era un imbécil. Le pegaba con mis puños en la cara, la pateaba, la empujaba y no me bastaba eso, constantemente la insultaba, le rompía las cosas. Llegué al punto de golpearla tanto que le hice perder a nuestro hijo, aun sin saber de su existencia. Después nos enteramos que tenía dos meses de embarazo. La marqué tanto que ahora ella no va a poder tener hijos nunca más.
¿Qué sentías después de pegarle?
Después de golpearla, me iba a tomar con amigos. Yo no quería escuchar sus llantos. Regresaba a la madrugada borracho y me arrepentía, pero en ese momento no lo podía controlar por más que quisiera. Le pedía perdón y le prometía que no lo volvería  a hacer, pero eso nunca fue cierto.
¿Cuándo acabó su relación?
Con la perdida de nuestro hijo y los daños permanentes que le causé en sus ovarios, ella decidió dejarme. Me siguió juicio de intento de asesinato y  violencia física. El juez falló a su favor y estuve preso tres años, que me sirvieron mucho para recapacitar lo machista que fui, ahora solo espero que ella esté bien y que algún día me pueda perdonar todo el daño que le causé.
¿Qué les dirías a las personas para que este caso no se repita?
 Que la educación inicia desde la casa y el machismo se debe eliminar desde ahí, que piensen dos  y mil veces antes de levantarle la mano a una mujer  porque una vez que lo haces ya no tienes limitaciones.  

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