“Llegué al punto de golpearla tanto que le hice perder
a nuestro hijo”
Carlos
(nombre protegido), divorciado de 38 años, en su matrimonio maltrataba a su
mujer, estuvo tres años preso y asistió a terapias del control de la ira. Accedió
a esta entrevista con el fin de que su historia no se vulva a repetir.
¿Cuándo empezaste a sentir los impulsos de pegarle a
tu ex mujer?
A los
tres años del matrimonio. Ya no todo era
lindo las cosas habían cambiado y ya no me tenía la merienda lista, en
ocasiones ni planchaba la ropa, la casa estaba desordenada. Fue ahí cuando me
empezó a colmar la paciencia. La amaba pero no toleraba estas cosas y ya empecé
a tener las ganas de desquitarme con
ella a golpes.
¿Qué sentías para llegar al punto de golpearla?
Llegaba
a enojarme tanto que en un punto no lo controlaba y me llenaba de ira. Al
principio me contenía, solo salía a fumar, respiraba y ya entraba tranquilo,
pero después ya se me iba de las manos, estaba tan estresado con el trabajo,
que ella me respondía y me enfurecía.
¿Cómo la golpeabas?
La
verdad me apena mucho hablar de esto porque yo era un imbécil. Le pegaba con
mis puños en la cara, la pateaba, la empujaba y no me bastaba eso,
constantemente la insultaba, le rompía las cosas. Llegué al punto de golpearla
tanto que le hice perder a nuestro hijo, aun sin saber de su existencia.
Después nos enteramos que tenía dos meses de embarazo. La marqué tanto que
ahora ella no va a poder tener hijos nunca más.
¿Qué sentías después de pegarle?
Después
de golpearla, me iba a tomar con amigos. Yo no quería escuchar sus llantos.
Regresaba a la madrugada borracho y me arrepentía, pero en ese momento no lo
podía controlar por más que quisiera. Le pedía perdón y le prometía que no lo
volvería a hacer, pero eso nunca fue
cierto.
¿Cuándo
acabó su relación?
Con la perdida de nuestro hijo y los daños permanentes
que le causé en sus ovarios, ella decidió dejarme. Me siguió juicio de intento
de asesinato y violencia física. El juez
falló a su favor y estuve preso tres años, que me sirvieron mucho para
recapacitar lo machista que fui, ahora solo espero que ella esté bien y que
algún día me pueda perdonar todo el daño que le causé.
¿Qué
les dirías a las personas para que este caso no se repita?
Que la
educación inicia desde la casa y el machismo se debe eliminar desde ahí, que
piensen dos y mil veces antes de
levantarle la mano a una mujer porque
una vez que lo haces ya no tienes limitaciones.
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