martes, 22 de enero de 2013

Alcoholismo en los jóvenes ecuatorianos




Los psicólogos en general coinciden con esto: unos lo hacen por la muerte de un familiar, otros por decepción amorosa o por simple curiosidad.

Lo cierto es que en esta situación Ecuador es el segundo país en América Latina con mayor consumo de alcohol, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicados en agosto pasado. En este estudio se destaca que en este país se ingieren 9,4 litros de alcohol por habitante al año, cifra superada en la región únicamente por Argentina (10 litros), donde la mayor parte de las bebidas alcohólicas que se consumen son los vinos.

A decir de la OMS, el consumo de alcohol en América (8,7 litros per cápita en promedio) es aproximadamente 40% mayor que la media global de 6,2 litros, siendo Brasil, Chile y México otros países latinoamericanos con alto consumo de alcohol. Pero en el caso de Ecuador además preocupa que el consumo de alcohol empieza a los 12 años de edad, de acuerdo con el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes.

Para la psicóloga Alexandra Macías, una persona alcohólica es intranquila e insegura, argumentando que a los alcohólicos no les importa dormir en las calles o buscar peleas, ya que no saben lo que hacen.

Una copa no basta y mil no son suficiente, indica el orientador Wimper Mendoza de la clínica Fundcat, un lugar donde acuden personas que se encuentran enfermas con el alcohol y las drogas. Mendoza señala que el alcohol es 50 veces más dañino que las drogas, pues éste altera la personalidad de las personas ocasionándole la adicción.

No hay una causa definida del alcoholismo, pero hay factores que pueden jugar un papel en su desarrollo. Es más probable el desencadenamiento de un alcoholismo en las personas con algún familiar alcohólico, que en otras que no lo tienen. No se conoce la razón que puede encontrarse en anomalías genéticas o bioquímicas.

Entre los factores psicológicos que conducen al alcoholismo se incluyen: la necesidad de consuelo para la ansiedad, conflictos en las relaciones personales, problemas familiares, entre otros.


Otro caso. Alejandro, de 25 años, no se considera un alcohólico a pesar de que toma todos los días, sobretodo los fines de semana. Él manifiesta que no es necesario acudir a una clínica. “El alcohol se lo puede dejar cuando uno quiera, solo se requiere fuerza de voluntad”, indica con su voz quebrantada y revela que los problemas en su casa, la separación de sus padres y terminar con su enamorada lo han llevado a beber día y noche.

La psicóloga Estefanía Cevallos expresa que los problemas de un alcohólico también afectan a los niños en su conducta y personalidad; si el padre o madre es violento, los niños tienden a ser agresivos. Además manifiesta que el machismo va ligado con el alcoholismo, ya que muchos creen que entre más beben son más varones.

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