Los psicólogos en general coinciden con esto: unos lo hacen por la
muerte de un familiar, otros por decepción amorosa o por simple curiosidad.
Lo cierto es que en esta situación Ecuador es el segundo país en América
Latina con mayor consumo de alcohol, según los datos de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) publicados en agosto pasado. En este estudio se destaca que
en este país se ingieren 9,4 litros de alcohol por habitante al año, cifra
superada en la región únicamente por Argentina (10 litros), donde la mayor
parte de las bebidas alcohólicas que se consumen son los vinos.
A decir de la OMS, el consumo de alcohol en América (8,7 litros per
cápita en promedio) es aproximadamente 40% mayor que la media global de 6,2
litros, siendo Brasil, Chile y México otros países latinoamericanos con alto
consumo de alcohol. Pero en el caso de Ecuador además preocupa que el consumo
de alcohol empieza a los 12 años de edad, de acuerdo con el Consejo Nacional de
Control de Sustancias Estupefacientes.
Para la psicóloga Alexandra Macías, una persona alcohólica es
intranquila e insegura, argumentando que a los alcohólicos no les importa
dormir en las calles o buscar peleas, ya que no saben lo que hacen.
Una copa no basta y mil no son suficiente, indica el orientador Wimper
Mendoza de la clínica Fundcat, un lugar donde acuden personas que se encuentran
enfermas con el alcohol y las drogas. Mendoza señala que el alcohol es 50 veces
más dañino que las drogas, pues éste altera la personalidad de las personas
ocasionándole la adicción.
No hay una causa definida del alcoholismo, pero hay factores que pueden
jugar un papel en su desarrollo. Es más probable el desencadenamiento de un
alcoholismo en las personas con algún familiar alcohólico, que en otras que no
lo tienen. No se conoce la razón que puede encontrarse en anomalías genéticas o
bioquímicas.
Entre los factores psicológicos que conducen al alcoholismo se incluyen:
la necesidad de consuelo para la ansiedad, conflictos en las relaciones
personales, problemas familiares, entre otros.
Otro caso. Alejandro, de 25 años, no se considera un alcohólico a pesar
de que toma todos los días, sobretodo los fines de semana. Él manifiesta que no
es necesario acudir a una clínica. “El alcohol se lo puede dejar cuando uno
quiera, solo se requiere fuerza de voluntad”, indica con su voz quebrantada y
revela que los problemas en su casa, la separación de sus padres y terminar con
su enamorada lo han llevado a beber día y noche.
La psicóloga Estefanía Cevallos expresa que los problemas de un
alcohólico también afectan a los niños en su conducta y personalidad; si el
padre o madre es violento, los niños tienden a ser agresivos. Además manifiesta
que el machismo va ligado con el alcoholismo, ya que muchos creen que entre más
beben son más varones.
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